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Historia de un pergamino

Mi padre ingresó en la Legión por necesidad, pero pasado el tiempo se convirtió en caballero legionario de vocación. Lo recuerdo con la camisa abierta mostrando el pecho desnudo, con hombría. Nunca se hizo un tatuaje, ni bebía. Fumó durante un tiempo en pipa, sobre todo mientras leía. Le apasionaba la lectura. Familiar y amigo de sus amigos. Podía estar discutiendo cualquier tema durante horas sin miedo alguno a ceder siempre que la ocasión lo exigiera. Era honesto, y sobre todo no faltó nunca a su palabra aún en perjuicio propio.

Entre sus aficiones se encontraba una que siempre admiré: escribir pergaminos con letra gótica. Primero fueron poemas a mi madre (nunca se avergonzó de mostrar afecto en público, sobre todo por su mujer y su familia), luego escribió todo tipo de textos, sobre todo refranes y oraciones.

Gracias a esta afición suya conservo un recuerdo que constituye para mí un auténtico tesoro.

Desde muy joven descubrí en la poesía y en la música dos buenas compañeras de viaje. Desde entonces me acompañan siempre algún libro y mi guitarra. El hecho es que siendo yo adolescente mi padre encontró un poema que escribí: “oración” se titula. Me buscó, me comentó el hallazgo y me dijo: “Ojalá hubiera sabido expresar tan bien lo que siento por tu madre”…

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¿Como pudo un hombre hecho y derecho reconocerle a su hijo adolescente algo así, con esa franqueza y sinceridad?. Mi padre… era mi padre, a quien yo admiraba sin confesarlo (no como había hecho el) por su poesía, su sensibilidad, sus valores… Jamás me he sentido más orgulloso por haber escrito algo. Jamás, a excepción de mi madre, me he sentido tan orgulloso por alguien.

Ha pasado el tiempo y curiosamente el único pergamino que conservo de él es aquel poema: “oración”, que envié a aquella muchacha con la que hoy comparto la vida que nos ha regalado tres fantásticos hijos.

Conservo también dos de sus pipas, una medalla del Sahara desconchada por las mil y una historias  sobre el desierto donde yo nací, un colgante del Cristo de la Buena Muerte y la memoria de mi padre llena de tesoros, como este que he rescatado de mis recuerdos:

Oración

Lloro de alegría. El cielo es azul, infinito.
Mis pensamientos desaparecen como lágrimas
y frente a mi veo tu rostro. Ignoro por qué…
Aguardo de pie y poco a poco el mundo abre sus ojos.
Amanece, pero tu luz es mas fuerte que la luz del sol.
No me ciega. Me quema en el pecho.
Siento que está dentro de mi y empiezo a caminar.
Tu puedes llevar mi vida muy lejos.
Quiero despertar siempre contigo. Es sólo un deseo,
pero mi alma es eterna y tu eres uno con ella.
Hay algo grande que me dice que nunca te dejaré.
Lloro de alegría...me miras.
Siento que mi vida está en tu silencio
y busco en tus ojos mi quietud.
Sólo me atrevo a romperlo con un grito:
Te amo… Te amo…