Recojo este artículo
porque me ha hecho pensar sobre las personas que formaron parte importante de
mi vida y fueron quedando por el camino. Leyéndolo he hecho memoria agradecida
de antiguas amistades. He reconocido heridas en mí que ya no encierran dolor, y
una vez más he reafirmado la importancia de cuidar las relaciones que vivimos
ahora, en el presente, sin dejarnos enredar por el pasado.
Agradezco
la mirada positiva del autor sobre las relaciones interpersonales y como me ha
hecho reflexionar en las posibilidades de encuentro y reencuentro que pueden ofrecer
las redes sociales.
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PERSONAS BOOMERANG
RUBÉN TURIENZO
La gente va y viene en nuestra vida. Es algo que no podemos ni debemos
evitar. Hay quien se siente orgulloso de tener amistades "de toda la
vida", otras personas apenas cuentan con un puñado en su círculo de
confianza, hay quien te coge con muchas ganas y rápidamente se olvida de ti y
las hay por las que inicialmente no hubieses apostado a que esa relación funcionase
y años después ya ni te acuerdas de los recelos iniciales mientras que
celebráis vuestra amistad en cada encuentro.
El tiempo que una persona estará en nuestras vidas viene determinado por el
beneficio que esa persona nos otorga y por las circunstancias que la vida ponga
en el camino compartido. Si pierdes la relación con aquella persona que era
especial, o con aquella expareja, o incluso con esa amistad que parecía
inquebrantable, seguramente es porque vuestros intereses, motivaciones, satisfacciones,
beneficios o circunstancias han cambiado y en la escala de preferencias de
vuestras vidas, lamentablemente ya no sois una prioridad.
La gente va y viene en nuestra vida. Una ley inmutable de la naturaleza
humana que nos permite elegir al lado de quien queremos crecer, vivir y morir.
En tu mano está la elección y si quieres a alguien cerca, sólo tienes que
trabajar porque ello suceda. Generando el beneficio mutuo, propiciando las
circunstancias, salvando las dificultades. En definitiva, eligiendo. Eso sí,
teniendo en cuenta siempre un principio fundamental:
No hay que llorar por quien quedó atrás en tu vida, sino cuidar a aquellas
con las que compartes el camino.
Ese sentimiento nostálgico e incluso romántico de pensar en lo que pudo ser
y no fue, nos convierte en personas ancladas al pasado que rebuscan en su
recuerdo para vislumbrar un atisbo de esperanza y crear una nueva realidad
presente. Amistades frustradas, relaciones amorosas que no terminaron como se
esperaba, alianzas profesionales que no llegaron a buen puerto... Las gente va
y viene en nuestra vida. Es una ley natural.
Pero nuestra mente emocional cuestiona todas las leyes racionales e
inocentemente se pregunta; "¿Y si ahora todo fuese distinto?" En ese
mismo momento, comienza nuestra aventura como persona boomerang. Todos y todas
hemos sido alguna vez personas Boomerang y es cierto que las redes sociales
facilitan que eso se produzca ahora con más facilidad, ya que la mayoría de las
personas están tan solo a un click de distancia. Aquella amistad del pasado,
aquella persona con la que compartiste un romance, aquella empresa con la que
no terminó de funcionar la colaboración o aquel compañero con quien tantos
buenos planes profesionales compartíais.
Bajo el marco de las nuevas oportunidades y como si el tiempo hiciese que
las personas se sintonizasen en una nueva frecuencia, que esta vez si es
correcta para nosotros, las personas Boomerang olvidan aquello que se ha dicho,
que se ha hecho, que se ha sentido y evidentemente las consecuencias emocionales
de las mismas. Olvida aquella empresa que te rechazó como te hizo dudar de tu
valía profesional y ahora, cuando sus necesidades han cambiado, llaman a tu
puerta con una enorme golosina bajo el brazo. Olvida esa antigua amistad el
dolor que sentiste cuando viste traicionada tu profunda confianza, y ahora te
escribe por facebook preguntándote por tu vida y te cuenta las ganas que tiene
de recuperar vuestra complicidad. Olvida aquel profesor, aquella pareja,
aquella colaboradora...
Las personas boomerang son aquellas que vuelven a nuestras vidas, tras
largos periodos de silencio, intentando desempeñar el rol que una vez tuvieron
en la relación como si nada hubiese sucedido.
No se trata de rencor, de odio, de rabia... Se trata de pureza. Se trata de
ser conscientes, responsables y consecuentes con las relaciones que tenemos en
el día de hoy.
Es cierto que en ocasiones esa relación se alejó por motivos aparentemente
indescriptibles. "No sé, perdimos el contacto" te dices intentando
argumentar la ausencia de relación anterior y el actual acercamiento. Siento
decírtelo, pero no. El contacto no se pierde, se deja de tener. ¿O acaso no te
has encontrado con alguien que una vez apreciaste mucho por la calle y te dices
eso de "Un día de estos nos llamamos ¿eh?" y si es en diciembre
cuando sucede el encuentro "Antes de que acabe el año tenemos que quedar
¿eh?"... Y después, el silencio en la relación. De nuevo. ¿O acaso por el
contrario, no tienes a personas con las que te relacionas dos o tres veces al
año y la amistad parece sana y duradera? El contacto no se pierde, se deja de
tener.
Las relaciones son seres vivos y como tales en ocasiones mueren. ¿Si no
tendrías un zombi de mascota, porqué sí como pareja, amigo o compañera de
trabajo?
Todos hemos sido personas Boomerang y todos merecemos una nueva
oportunidad. O al menos intentarlo. Este pequeño post no intenta analizar o
criticar nuestros intentos de serlo, sino una llamada a la reflexión acerca del
trato que le damos a nuestras relaciones. Las que no han muerto aun. Las que
mantienes hoy.
Las relaciones que tienes hoy no pueden establecerse intentando subsanar
aquello que otras no te dieron. Las relaciones que tienes hoy no pueden ser
castigadas por lo que otras hicieron. El pasado es perfecto porque quedó atrás.
Aquella persona que era especial, o aquella expareja, o incluso esa amistad que
parecía inquebrantable sirvió para formar tu comportamiento, te aportaron en
positivo experiencias y enseñanzas, te dotaron de personalidad. E incluso
aquellos elementos negativos que pudieron lastimarte por suerte quedaron atrás.
Nadie de tu presente o futuro debe ser penalizado por los fracasos del pasado.
Éste nos debe ser cautos o precavidos pero ¿Acaso no merece esa persona la
oportunidad de intentarlo?
Cuida a quienes tienes cerca, dedícales tiempo, dedicación y mimo.
Esfuérzate por encontrar el tiempo y ritmo de la relación. Trabaja por
satisfacer el beneficio mutuo y por evitar las circunstancias que hacen
peligrar la relación. Y sobre todo, si una puerta se cierra, si una relación
acaba, suelta el lastre y ayuda a que las otras personas no tengan el ancla
echada. Eso no solo no les hace ningún bien, sino que además, les estás
transformando irremediablemente en personas Boomerang.
Todos hemos sido personas Boomerang alguna vez en la vida. La mayoría de
las veces porque esperábamos volver y que nuestro hueco aun estuviese allí.
Otras porque sencillamente añorábamos lo que teníamos. E incluso alguna vez
para reclamar lo que pensábamos que era nuestro. El problema no es haber sido
Boomerang, sino no reconocernos en esa torpe actitud de lanzador en la que por
muy fuerte que arrojemos esa relación frustrada al horizonte, si guardamos una
pequeña esperanza de que éste regrese, el Boomerang lo hará. Es su naturaleza.
Redes...