Recojo hoy el siguiente extracto del artículo: ¿Quién manda en nuestra
vida?, de Miriam Subina, que se publicó en EL PAÍS SEMANAL del domingo, 14 de
septiembre de 2014, por su visión positiva y realista sobre las posibilidades
personales que tenemos para reorientar algunos aspectos de nuestra vida; para
valorar lo bueno y positivo e intuir los mecanismos que no nos benefician para
vivir mejor.
“Cambia la forma de mirar las cosas
y las cosas a las que miras cambiarán”
Wayne Dyer
“Cuando
el mundo nos parece una amenaza o un lugar donde se gesta un sufrimiento tras
otro, buscamos mecanismos de huida y evasión. Son dependencias que mandan sobre
nuestra vida, sean adicciones a la droga, al juego, al poder, al sexo, a la
velocidad, a las personas, a la acción desenfrenada o a las compras
compulsivas.
Es
cierto que topamos con contingencias como accidentes, tsunamis, tormentas,
atascos, muertes súbitas, y un sinfín de contratiempos que cambian el rumbo que
teníamos previsto y mandan sobre nuestra vida en ese momento. Sin embargo,
podemos elegir actitudes y comportamientos que se centren en nuestro poder
personal y en nuestra capacidad creativa para superar el sentimiento de
impotencia e indefensión…
Podemos
aprender de la naturaleza. Las plantas ascienden buscando la luz que les da
vida, pero hunden sus raíces en la tierra que las nutre. Conectados con nuestra
“savia” interior, el núcleo vital que nos mueve, afrontamos las dificultades
convirtiéndolas en oportunidades para seguir creciendo. Esto es posible cuando
nutrimos actitudes que brotan de nuestro núcleo vital y lo retroalimentan.
Desde la aceptación, la escucha y la apertura, podemos acoger al otro,
comunicarnos y crear puentes de reconciliación. Por el contrario, si nuestras
actitudes son de frustración, resignación y culpabilización, nos desconectamos
de lo que nos revitaliza, rechazamos al otro y la comunicación es difícil.
Cuando estas actitudes invaden nuestro mundo interior, somos menos creativos y
acabamos enfermando o viviendo desvitalizados, en un malestar permanente.
Mientras
culpe a las situaciones, a las expectativas de los demás y a las fechas de
entrega que me imponen en el trabajo o en los estudios como causantes de mi
estrés, poco podré hacer para cambiar el hábito. Puedo cumplir el objetivo con
ansiedad, presión, estrés, agobio y prisas, o bien con confianza,
determinación, entrega y perseverancia, manteniendo la calma. Depende de mí
cómo lo viva…
“La máxima victoria es la que se gana sobre uno mismo”
Buda
Detenerse,
observar, reinterpretar, reevaluar, controlar pensamientos y sentimientos y cambiar
creencias requiere energía. No una energía que obtendremos de fuera, sino de la
vitalidad y autenticidad que llevamos dentro. Es la energía vital que se mueve
cuando nuestra voluntad actúa. Haga un trato consigo mismo: decida no
presionarse inútilmente y cree pensamientos positivos y actitudes proactivas
que le permitan vivir mejor y encontrar soluciones más beneficiosas para todos…
Para
mandar en nuestra vida, debemos gobernar nuestra capacidad de pensar y de
sentir. Generemos pensamientos elevados, positivos, inspiradores y creativos, y
permitámonos sentir más alegría, inspiración, admiración, asombro, aprecio,
gratitud, esperanza, interés y diversión. Se trata de ser consciente de lo que
está pensando y sintiendo, y cuando se dé cuenta de que sus pensamientos no son
saludables, respire, pare, recuerde momentos de vitalidad, busque lemas que le
inspiren y le fortalezcan. Y vívalos.”
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