En la reflexión anterior hablaba sobre si realmente vivimos
según pensamos, y hacía una crítica sobre las redes sociales.
Hoy hablaré de ellas desde el compromiso político y social.
Hoy hablaré de ellas desde el compromiso político y social.
Para
profundizar sobre el tema: “El poder de las redes sociales”, recomiendo la
lectura del Dossier número 50 de VANGUARDIA (enero/marzo 2014).
Creo
que algunas cifras pueden ayudar enmarcar esta reflexión:
- En 2013 se cuentan casi 3.000 millones de usuarios de internet en el planeta.
- Hay cerca de 7.000 millones de abonados de telefonía móvil y dispositivos inalámbricos.
- La población mundial está intercomunicada en su gran mayoría, y la difusión del uso de internet y móviles entre los menores de 40 años está alcanzando el punto de saturación.
Hemos
pasado de un mundo dominado por la comunicación de masas a un mundo en que esta
coexiste con la autocomunicación de masas.
Nos
guste o no, las redes sociales están transformando el mundo en que vivimos y la
forma de relacionamos. Cuando hablamos de redes, ya no lo hacemos solamente
refiriéndonos al intercambio de información e ideas.
Estamos
asistiendo a una transformación de las instituciones, como son los grandes
partidos políticos.
Ahora
los grupos críticos ya no desaparecen en las calles tras la manifestación de
protesta, se repliegan y resurgen en un constante vaivén que mantiene la
tensión de la protesta.
¿Sólo
protesta?, no…
La
primavera árabe, el movimiento 15M en España (atentos al fenómeno Podemos), los
indignados griegos, Occupy Wall Street, Turquía, Brasil, las movilizaciones
contra Putin… estas manifestaciones que sacudieron y sacuden el mundo tienen un
patrón común: son movimientos espontáneos, que nacen en internet sin líderes y
sin apenas organización, que son virales y se propagan por la red, se expresan
en el espacio urbano y buscan formas extrainstitucionales de intervenir en las
instituciones políticas… y lo están consiguiendo.
Desde
la red a la calle, y desde la calle al organigrama político como es el caso de
Podemos.
Pero
la transformación social que se está generando no sólo está siendo propiciada
por la política. Gracias a redes como Facebook, Twitter, Youtube y Skype, se
está perdiendo el miedo a la reivindicación y la crítica en el mundo árabe. En
Grecia, los movimientos en red, han creado supermercados sociales, centro
médicos y hasta monedas sociales.
Habrá
que estar muy atentos porque las reglas del juego están cambiando y los jóvenes
de hoy forman parte de la generación de la tecnosociabilidad, cultura que no
solo cambia la vida de las personas y las comunidades, sino también la
política.
Estar
en la red se está convirtiendo en algo más que un clic para entrar, decir qué
gusta o compartir.
(Cfr.
La pérdida del monopolio, Álex Rodríguez)
Redes...