Que
bien expresa Mario Benedetti, con esa claridad que le caracteriza, la soledad
que hemos vivido todos en algún momento de nuestra vida: "después de la
alegría viene la soledad / después de la plenitud viene la soledad / después
del amor viene la soledad". Pero no es de esta experiencia de la que
quiero hablar hoy. Quiero referirme a esa soledad que es "necesaria para
gozar de nuestro propio corazón y para amar" como diría Henry Beyle.
Soy
consciente que la experiencia de la soledad, como cualquier realidad humana, es
ambivalente y así lo reflejo en la canción que sigue a estas palabras. No
obstante, parto de la convicción de que si somos capaces de adentrarnos en esa
soledad que nos habita a todos y damos un paso más allá para adentrarnos en
nuestro propio misterio llegaremos, al fin, a ese lugar de encuentro profundo
con nosotros mismos, con los demás, con todo... incluso con Dios. Hasta tal punto
lo pienso así que soy capaz de afirmar, como Unamuno, que "si no sabemos
querernos es porque no sabemos estar solos".
También
soy consciente de que esta experiencia es dolorosa, como nacer es doloroso.
Pero son estos momentos los que nos permiten "morir a la vida".
Merece la pena penetrar en nuestra noche interior y llegar allí donde el alma
rompe poco a poco como la semilla aprisionada por su propia tierra sin fuerzas
ya para retener más tiempo el nuevo germen. Si antes comenté que somos un
misterio incluso para nosotros mismos, ahora digo que somos un hermoso misterio
que merece la pena ser desvelado, vivido y expresado.
La
canción termina con la imagen de una rosa de cristal que se rompe al caer como
lágrimas marchitas de felicidad. Amar es exponerse, entregarse desde la propia
fragilidad y, por qué no decirlo, sufrir. Pero la última palabra es felicidad.
Termina así porque no podía ser de otra manera.
No
lo he dicho hasta ahora, pero al hablar de la soledad he estado hablando en
todo momento del amor, un amor que hace fecundo incluso el sufrimiento. No
menos doloroso, pero si fecundo. Ya hablaremos de eso en otro momento.
Soledad
Soledad
es la llave que abre y cierra el amor
es paz y tormento
es frío y calor
es un escenario con un gran telón
que se abre y se cierra
para interpretar historias sin fin
con el mismo guión
es un gran espejo que sabe fingir
al que es imposible ocultar la verdad
Soledad
es una mirada herida en el alma
que brota en silencios
un frágil suspiro que acaricia el tiempo
infinito y pequeño
alborada de un nuevo destino
entre el cielo y la tierra
un cruce de caminos
una llama al viento que tiembla de sed
pasión y pensamiento
Una hoja de otoño que aprendió a morir
y el llanto de un niño que empieza a vivir
es como el agua del río que va a parar al mar
Soledad
rosa de cristal que rompió al caer
música callada
lágrimas marchitas de felicidad
Soledad...
Soledad...
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