Redes...

Necesitamos desconectar para conectar


En un mundo lleno de ruido, sobre todo ruido tecnológico, en el fondo anhelamos “desconectar” para “conectar con la vida”. La propaganda de los políticos, los anuncios publicitarios, el trabajo, la tecnología, la prisa para hacer todo y más si se puede, supone ruido… mucho ruido. Ruido de "hacer" cuando voy en el metro o espero el bus, mientras camino por la calle… mirando la pantalla del smartphone, la tableta o escuchando música en el mp3, supone ruido… mucho ruido.

Apenas alcanzamos a percibir que nuestro  yo más profundo suspira por detener el ritmo vital para ser más vital y sueña con un poco de silencio para ser verdadero diálogo. Aunque nos empeñemos en lo contrario formamos parte de la vida con sus ciclos vitales. La vida nos pide que la contemplemos para desvelarnos nuestro misterio. Somos como el agua que se adapta a su entorno y como ella necesitamos estar en movimiento para no estancarnos, pero mientras todo es lo que es y nada parece necesitar dar sentido a la propia existencia, nosotros en cambio sí.

Es curioso que al contemplar la naturaleza guardamos mecánicamente silencio, un silencio que no está vacío de ruidos: el pajarillo, el agua al pasar, el viento, las hojas… pero éste es otro ruido pues no provoca dispersión sino que nos detiene. Nuestra humanidad sabe que ese momento es para contemplar, y es entonces cuando intuimos que necesitamos aminorar el paso para oír con la mirada y contemplar con cada poro de nuestra piel.


 Sangüesa / 08/03/2015 / 17:00h.