Redes...

Y qué…



Y qué si no tenemos siete vidas… la cuestión no es llegar a todo, ni hacerlo todo, sino hacer las cosas con alma y cuerpo, sin perder el equilibrio.

Y qué si nos caemos… la cuestión no es caer siempre de pie o no caer, es saber levantarse y seguir adelante con la lección aprendida o por aprender... y qué...

Y qué si nos hacen daño… nuestros miedos son como barrotes de una cárcel invisible que no nos dejan salir al encuentro del otro tal como es, tal como somos, evitando que de vez en cuando podamos descubrir, entre luces y sombras, la belleza del ser humano y nuestra propia belleza.

Y qué si tenemos miedo… hay que ser crédulos pero no ciegos.

Y qué si nos hacemos preguntas para las que no tenemos respuesta… eso motiva a seguir caminando.

Y qué si tenemos limitaciones… eso estimula el esfuerzo.

Y qué si no somos como los demás… en realidad somos únicos.

Y qué si fracasamos… a veces, el hecho de intentarlo ya mereció la pena.

Y qué si otros han alcanzado y construido más… si lo importante es haber vivido sin pedirle a la vida más de lo que nos puede dar. Sabiendo para qué se ha vivido, sintiendo para quién.

Y qué si no soportamos nuestras incoherencias… si el desafío es ir venciéndonos poco a poco y dejarnos tallar por incomprensible que nos resulte. No es cuestión de voluntad si no de dejarse amar y corresponder.

Y qué si se nos va acabando el tiempo lleno de cabos sueltos… si el reto es dejar una herencia de sueños e ideales de los que somos el relevo.