Redes...

Lo esencial en esta vida es vivir

Por casualidad, como muchas cosas que me ocurren en la vida, o por ese instinto que me asalta de vez en cuando al pasear la mirada por todo aquello que me rodea, sin prisas, sin necesidad de huir de lo cotidiano, me topé con la portada del libro: “Kintsukuroi. El arte de curar heridas emocionales” de Tomás Navarro. Lo cogí para ojearlo y enseguida supe que no era un libro más de esos de autoayuda edulcorante que prometen un estado de felicidad light.

Me resultó inspirador el arte japonés Kintsukuroi que consiste en recomponer lo que se ha roto. Cuando una pieza de cerámica se rompe, los maestros kintsukuroi la reparan rellenado las grietas con oro o plata, resaltando de este modo la reconstrucción, porque una pieza reconstruida es símbolo de fragilidad, pero también de fortaleza y de belleza.

Recojo el siguiente extracto del libro no sólo para recomendar su lectura, sino por la necesidad personal de guardar aquellos textos que sé que querré volver a leer.

“Lo esencial en esta vida es vivir. Sí vivir, que no es lo mismo que sobrevivir. Existe una diferencia clara entre vivir y sobrevivir. Cuando vivimos, todo es más intenso, los colores son más brillantes, los besos están cargados de pasión y el cuerpo se estremece con cada emoción. Vivir es algo que está reservado solo a los valientes, ya que implica tomar decisiones, vencer la comodidad y buscar el desarrollo y el crecimiento de manera activa.

Cuando vivimos intensamente, corremos más riesgos y nos volvemos más frágiles Vivir implica grandes dosis de fortaleza emocional, ya que supone tener un criterio firme que actúe como salvaguarda de las presiones externas que recibimos. Sin embargo, no podemos olvidar que nosotros mismos también nos presionamos sin ser conscientes de ello A menudo nosotros mismos somos nuestro peor juez. Interiorizamos las expectativas de otros y las convertimos en presiones que nos aprietan el alma y la vida. Nos agobiamos por agobiarnos. Tenemos que cumplir unas metas irreales, unos sueños que algún día alguien quiso que tuviéramos, unas quimeras incompatibles con la vida, unas películas que nosotros solitos nos hemos montado. 

Vivir intensamente requiere de coherencia para poder tomar las decisiones que quieras al margen de las expectativas que otras personas hayan depositado en ti. Si, ese tipo de coherencia que es incompatible con una fachada, con un escaparate o con una imagen formada a partir de retales de deseos de otras personas. Una vida intensa es una vida auténtica. Ser diferente es lo mejor que te ha pasado. No trates de parecerte al resto. No abandones ni calles tu idiosincrasia para vivir la vida que todos viven. No estamos aquí para pagar facturas y tan solo disfrutar un mes al año. Eres un compendio de virtudes que están esperando a ser activadas y a que las pongas a trabajar para ti a tu Servicio. Vivir intensamente es esencial y necesario, ya que está en juego nuestra felicidad y la de los seres que amamos. Pero a veces vivir es peligroso, dado que quien vive intensamente puede lastimarse. Ya se sabe que aquel que nada hace, nada sufre. Sin embargo, ¡no dejes de hacer nada por miedo a resultar herido! Tu cuerpo está preparado para reparar el daño, de la misma manera que tu mente y tus emociones también lo están. Si, nuestro cuerpo nuestra mente y nuestras emociones tienen lo que llamamos el impulso de reparación, que es el encargado de asegurar la reparación y la cura de lo roto y del dolor. Si no quieres sufrir si no quieres romperte limítate a sobrevivir sin salir de casa, el lugar donde todo está controlado, el lugar que te aporta seguridad y confort, pero has de saber que tu cuerpo está preparado para reparar el dolor, las heridas y el sufrimiento.

No pretendas tener una vida placida y sin sufrimiento, ya que si lo haces te estarás resignando a sobrevivir en vez de a vivir intensamente; al contrario, busca una vida activa y enriquecida sabiendo que eres más fuerte que cualquiera de las adversidades que puedas sufrir, sabiendo que puedes recomponer tu vida en cualquier momento. Así que tú eliges: puedes limitarte a sobrevivir, a ir pasando los días en modo rutina, a no plantearte preguntas, a no amar por miedo a ser herido, a no correr por miedo a fatigarte, a no saltar por miedo a caerte, a no bañarte desnudo en el mar por miedo a perder la ropa, a no tomarte tiempo para pensar tumbado al sol en medio de un prado, a no besar a la persona que amas, a no despeinarte ni a perder la compostura… en definitiva, a no enriquecer tus días con una doble dosis de pasión y vitalidad, o puedes empezar a vivir.

No hipoteques tu vida por miedo. No dejes de vivir por el temor a sufrir una adversidad. La adversidad no es más que un desafío, así que entrénate para superarla. Prepárate para cuando aparezca, porque no lo olvides, lo esencial es vivir. Salta, corre, despéinate.... ¡Vive intensamente!

Permíteme explicarte un concepto muy importante, el concepto de “perspectiva”. La vida es como es, pero dependiendo de donde centres tu atención, podrás ver unas cosas u otras. Permíteme que comparta contigo un ejemplo ilustrativo. Recuerdo una excursión que hice hace muchos años a Las Dolomitas. Cogí el coche con la idea de conducir todo el día sin detenerme, ya que tenía previsto llegar a destino antes de que se hiciera de noche. Pero durante el camino decidí hacer una parada en Niza para darme un baño en el mar, y este desvío hizo que llegara a Las Dolomitas de noche. Acampé en la oscuridad, sin ver más allá de lo que iluminaban las luces del coche, y me fui a dormir con la sensación de que ese sitio no tenía nada que no tuviera cualquier otro valle del Pirineo. Pero esa sensación se trasformó a la mañana siguiente al despertar. La visión que tuve al salir de la tienda fue impresionante e inolvidable. Las Dolomitas, con sus tonos rojizos, iluminadas por los primeros rayos de sol, dominaban todo el valle sumido en sombras. Gracias a la luz del sol pude ganar en perspectiva. Esa vista siempre había estado ahí, solo que sin luz simplemente no existía. Que no viera Las Dolomitas no significaba que no estuvieran allí, de la misma manera que no saber de lo que eres capaz no implica que no estés repleto de virtudes y fortalezas. Así que la pregunta es: ¿Estás preparado para iluminar tu vida, ganar perspectiva y adoptar un nuevo punto de vista sobre la adversidad y tus capacidades para gestionarla?” 

Amanecer en los Pirineos o Dolomitas

0 comentarios:

Publicar un comentario