Esta tarde las nubes grises apenas dejan ver a un sol que parece temer ser encontrado, mientras
busca un otoño que aún no ha vestido de atardeceres las aceras bañadas de hojas
secas.
Esta tarde mi guitarra calla, mi pluma calla, el libro que tengo entre mis manos
calla… calla mi soledad desnuda ante mí, sin pudor alguno...
...¿por
qué no callan mis temores?
…¿por qué el único que no calla es el
silencio?
…¿por qué huele a salitre y
espuma blanca por entre las rendijas de la ventana si el mar que ansío está a
más de mil kilómetros de mí?
¿Por
qué esta tarde sombría mi corazón me sobrevuela, como si fuera de otro, como una
gaviota hambrienta?
Qué
insoportable se me hace esta pleamar de soledades;
este
naufragio de deseos que no hayan fondo.
Qué
desgarrador es pensarse puerto
y
no ser más que nicho para cada ola derrotada
y
en cada ola todo el peso del mar.
¿Por qué no hay
faro que evite que encalle?
¿Por qué soy
desierto angosto
cuando sé que
puedo ser como el mar,
ancho y profundo?...
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