"Comienzo" Cuadro de Esther Porta |
Reflexiones mientras miro por la ventana,
durante el tiempo de pandemia,
ante un sol de primavera que lo acaricia todo.
Ojalá que en
medio de este deseo de "normalidad", que quiere abrirse paso entre
nuevas rutinas, emerja aún más fuerte el deseo de solidaridad hacia los más
empobrecidos.
Ojalá las
injusticias nos resulten más insoportablemente injustas.
Ojalá la humanidad
se sepa más esclava de cosas que parecen necesarias y no lo son, para desear
conquistar la libertad que surge del compromiso con la bondad, la verdad, la
misericordia, el perdón, la belleza y el amor en todas sus manifestaciones.
Ojalá la gratitud
no aparezca sólo cuando la vida nos favorece, sino que sea el resultado de amar
al prójimo como a nosotros mismos... como a nosotros mismos.
Ojalá los templos
cerrados nos hayan hecho descubrir el templo personal y la liturgia sacramental
del amor de Dios encarnado.
Ojalá volver a
los sagrarios tenga que ver más con el misterio que con lo divino, sin que una
cosa excluya a la otra.
Ojalá los
sacramentos sean más vitales y la vida más sacramental.
Ojalá queramos
ser mejores -espiritual y humanamente- no por miedo a castigo alguno, o para
merecer cualquier bien o reconocimiento, sino como consecuencia de haber
experimentado el amor en medio de nuestras luces y sombras.
Ojalá vivamos en carne propia que cualquier violencia, por justificada que ésta nos parezca, mata algo de nuestra propia humanidad en el otro.
Ojalá que, quien tiene responsabilidades sobre otra persona, no quiera para ella nada que no quisiera para sí mismo.
Ojalá vivamos en carne propia que cualquier violencia, por justificada que ésta nos parezca, mata algo de nuestra propia humanidad en el otro.
Ojalá que, quien tiene responsabilidades sobre otra persona, no quiera para ella nada que no quisiera para sí mismo.
Ojalá entendamos
que el planeta no es un gran supermercado sino el hogar común de la gran
familia humana.
Ojalá lleguemos a
la certeza de que la política, sino es social no es política; y las religiones
son un medio y no un fin.
Ojalá nadie: ni
persona, ni animal, ni planta, ni nada, se vaya de esta vida sin haber sido
amado.
Ojalá…. Ojalá…
esta palabra me duele, pues suena a utopía y todo lo anterior es alcanzable, si entendiéramos
que la cuestión no es perseguir un horizonte que ya tenemos bajo nuestro pies.
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